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El verano es tiempo de ocio y en muchos casos de mayor actividad física-deportiva. Por ello es recomendable actuar preventivamente con el fin de proteger nuestra columna vertebral del riesgo de contracturas y lesiones traumáticas.

En primer lugar tenemos que considerar los cambios bruscos de temperatura por frecuente uso del aire acondicionado. Se producen así cambios en la vascularización de la columna vertebral, en especial de los músculos, lo que provoca la contractura de la musculatura paravertebral tanto a nivel cervical como lumbar. Así mismo, el aumento del calor corporal cuando practicamos deporte provoca deshidrataciones a las que los músculos no son ajenos, generándose así contracturas dolorosas. El consejo es claro: es importante es mantener un correcto estado de hidratación, tanto de manera preventiva unas horas antes de la práctica deportiva como para el periodo de recuperación posterior.

De todos es conocido el riesgo que existe al zambullirse bruscamente en el agua. El consejo es claro: debemos tener en cuenta la profundidad del agua cuando vayamos a zambullirnos de cabeza, y también en entornos más controlados como son las piscinas no debemos descuidar los saltos y piruetas varias, las colchonetas dentro del agua, etc. las cuales pueden originar problemas discales cervical o lumbares o incluso fracturas-luxaciones que pueden resultar muy graves.