LESIONES OSTEOCONDRALES DE LA RODILLA
Las lesiones del cartílago articular de la rodilla, condrales u osteocondrales (según tengan componente óseo o no), resultan de fuerzas excesivas de compresión o de cizallamiento. Sean agudas o crónicas, tienden a evolucionar con el tiempo hacia procesos degenerativos artrósicos incapacitantes.
Las lesiones agudas o “fracturas osteocondrales” suelen producirse como consecuencia de traumatismos directos o por torsión acompañando a diferentes lesiones meniscales y/o ligamentosas y/o fracturarias.
Las lesiones crónicas o “condropatías” se relacionan con mútiples factores:
- mecánicos (desviaciones axiales en varo o valgo de rodilla, sobrepeso)
- reumáticos (artritis reumatoide, depósito de cristales – condrocalcinosis)
- microtraumático (“osteocondritis disecante”)
- vascular (“necrosis avascular”)
El cartílago articular no tiene capacidad intrínseca de autorreparación, carece de inervación y de aporte vascular, y por ello su tratamiento constituye un tema de continuo debate, con opiniones y propuestas muy variadas.
TRATAMIENTO
La artroscopia es el mejor método para confirmar el diagnóstico, localización y tipo de lesión, y además en muchas ocasiones nos permite efectuar su tratamiento quirúrgico en el mismo acto.
Las opciones de tratamiento se pueden dividir en:
- Sintomático para disminuir la clínica dolorosa y bloqueos articulares, mediante lavado artroscópico con extracción de cuerpos libres.
- Estímulo de la autorreparación de la propia articulación mediante las perforaciones y microfracturas múltiples. Mediante estas técnicas se penetra en el hueso subcondral, permitiendo el paso de fibroblastos y células pluripotenciales a la zona dañada las cuales pueden producir un tejido reparador. Sin embargo este tejido es de naturaleza fibrocartilaginosa, nunca cartílago hialino, y por ello sus resultados son poco predecibles.
- Trasplante de autoinjertos osteocondrales “Mosaicoplastia”. Iniciada hace 15 años, esta técnica es el trasplante de pequeños cilindros osteocondrales autólogos de regiones de la rodilla no sometidas a carga, hacia una lesión cartilaginosa en zona de carga.
Su implantación se asemeja a un mosaico y se pueden tratar lesiones de entre 2 a 5 cm2.
Frente a otras técnicas tales como el trasplante cultivado de condrocitos o células mesenquimales, ofrece las ventaja de poder tratar lesiones que incluyan la placa subcondral tales como las presentes en la Osteocondritis Disecante, además de su menor coste.
Sus resultados clínico-histológicos buenos alcanzan el 80% a nivel de las lesiones en cóndilos femorales.
- Implante autólogo de condrocitos o células mesenquimales cultivadas (ICA). Iniciada clínicamente hace 20 años, esta técnica se realiza mediante 3 procedimientos sucesivos:
- Primero en quirófano: artroscopia de la rodilla en la que se evalúa la lesión y se extraen células cartilaginosas para su envío a laboratorio.
- Segundo en laboratorio: cultivo durante 2-3 semanas hasta alcanzar un número de 3 a 5 millones de células para implantar.
- Tercero en quirófano: artrotomía de la rodilla e implantación de las células cultivadas.
Sus resultados positivos oscilan entre el 65 al 85%, dependiendo de localización de la lesión (peores en rótula), extensión (no superiores a 10cm2) y profundidad (peores si está afectada la placa subcondral).
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Como inconvenientes han de citarse la necesidad de llevar a cabo dos procedimientos quirúrgicos (el primero para extracción de células para cultivo, y el segundo para su implantación mediante artrotomía) y su coste elevado.
Lo cierto es que se pueden cultivar e implantar condrocitos en la rodilla, pero realmente no se sabe si se reproduce la arquitectura columnar del cartílago y por ello probablemente crezca un tejido de baja resistencia biomecánica, con dudosa longevidad anatomofuncional.